miércoles, 24 de noviembre de 2010

RACIONALISMO

Cuando era joven (bueno, mi padre me corregiría, “cuando era más joven”) solía gastar el tiempo con un amigo recopilando fachadas, portales y otros detalles arquitectónicos en un Bilbao Pre-Guggenheim que ya entonces nos parecía mucho más surtido de edificios interesantes de lo que su fama de ciudad fea y gris permitiría colegir. ¿Bilbao fea? Bueno, si la comparabas con Donostia y su postal del marco incomparable puede que sí, pero si paseabas atento por el Ensanche y el Casco Viejo resulta que la ciudad no era más fea que la mayoría de las ciudades españolas, incluso resultaba más agraciada que buena parte de ellas. Y eso con la ría todavía hecha un lodazal escoltado por ruinas industriales y sin ese catálogo de construcciones Pritzker que ahora se reflejan en la lámina de agua del Nervión. Del surtido de edificios interesantes nos llamaban la atención de un modo especial los ejemplares racionalistas de los años 30-40 del siglo XX, tan abundantes en Bilbao. Leo ahora que el director de cine Javier Rebollo va a presentar en el festival Zinebi (de cortos y cine documental) una película sobre la arquitectura racionalista en Euskadi. Me gusta la noticia, pues aunque seguramente el documental pasará desapercibido al menos momentáneamente muchos serán conscientes (algunos por primera vez en su vida) del patrimonio arquitectónico que tenemos sin darnos cuenta delante de nuestras narices. Seguramente la arquitectura racionalista es la que mejor refleja la idiosincrasia estética bilbaína y, con permiso del Guggenheim (un icono emblemático y como tal una excepción), el repertorio de edificios racionalistas es la imagen más particular y específica de Bilbao, casi una seña de identidad que la diferencia de otras ciudades. Por eso deberían protegerse, mimarse, cuidarlos y evitar que se pierdan. Como seguro que va a ocurrir pronto con el viejo edificio del RAG, donde con suerte se levantará la enésima fachada epatante cuando no un nuevo pastiche historicista que “se integre con los edificios colindantes”. Está muy bien la nueva arquitectura contemporánea de Bilbao, hace moderna la ciudad, pero 80 años atrás también la hicieron moderna La Equititiva, La Aurora Polar, el "rascacielos" de Bailén… y el Garaje RAG cuyo derribo se autorizará en cuanto la coyuntura inmobiliaria lo aconseje. Pues eso, un ejemplo más de que las instituciones son sostenibles solo cuando les conviene sostener (lo cual, éticamente, no se sostiene).
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2 comentarios:

  1. Amigo mío, somos cuatro tarados los que consideramos que un edificio puede se un monumento, aunque no tenga chirimbolicos ni filigranas.

    Pero, si ese edificio, además de sobrio y de parecer más moderno de lo que es, precisamente por ser precursor de su estilo... tiene la desgracia de estar en el centro-centro... se puede dar por jodido.

    A veces, se cisca uno en el progreso.
    Luego, vas al dentista y piensas que tiene sus cosas buenas.

    Enhorabuena por el blog.

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  2. Ayer vi el solar.

    Absoluta desolación.

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